miércoles, 20 de julio de 2011

AGRADECIMIENTO

Le quiero dedicar este blog a todas aquellas personas que han estado a mi lado día a día compartiendo mi dolor empezando por mi madre, que ha estado ahí siempre, que ha sufrido mis horas y horas de quimioterapia, mis consultas médicas donde nos encontrábamos con unas veces buenas pero otras veces malas noticias, mis cambios de humor, mi desesperación en ocasiones y miles de cosas más que no sería capaz de describir. Ella lo es todo para mí, es la razón de que yo hoy esté aquí sentada en mi ordenador escribiendo este libro y es mi razón de vivir. A papá que lo ha sufrido en silencio, pero yo que lo conozco muy bien y sé que ha sufrido mucho. Y por supuesto a mi marido, Óscar, que ha estado a mi lado día a día, que me ha abrazado y me ha consolado siempre diciéndome que siempre estaría ahí para apoyarme pasara lo que pasara y así lo ha hecho, por decirme que estaba muy guapa con mis pañuelos, por afeitarme la cabeza por primera vez. Muchas gracias a los tres. Os quiero con locura.
Gracias al Dr. Juaneda, a la Dra. Antolín, al Dr. Martelo, a la Dra. Naya, a las enfermeras del Hospital de Día y a todo el personal sanitario que  me ha atendido, por ser tan humanos y tan profesionales.
Quiero dar las gracias también a Marigel y Juan, amigos y profesionales de la medicina que tanto han hecho por mí, sin ellos todo sería mucho más complicado y nunca tendré manera de agradecerles lo suficiente lo que han hecho por mí.
Agradecer  por supuesto a mis compañer@s y amig@s por estar siempre tan pendientes de mí, por apoyarme y por demostrarme que me quieren ya que no han dejado de llamar ni un solo día desde que comenzaron las sospechas de mi enfermedad en Febrero del 2007 y a otros por su preocupación, por acompañarme al médico cuando no podía conducir, por sus correos electrónicos donde me decían lo mucho que me querían, dónde me daban muchos ánimos y no permitían que jamás me sintiera sola.
Al resto de mi familia que me han apoyado, llamado y acompañado en momentos delicados y a algunos de mis vecinos que se han enterado, han preguntado por mí, me han ofrecido su casa y me han traído alimentos de sus huertas para que me recuperara antes.
No hay palabras ni existe nada en la vida con lo que yo pueda pagar todo esto, tan solo con mi gratitud. Gracias a todos.

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