miércoles, 20 de julio de 2011

TODO COMENZÓ....

            Todo comenzó en el año 2002 cuando yo palpándome mis mamas como todos los meses hacía, descubrí un pequeño “bultito” y enseguida llamé al Dr. Otero Boado, mi ginecólogo. Su enfermera me dio cita y después de la palpación mamaria pertinente, me comentó que no era nada, que tenía las mamas fibroquísticas y que no le diera importancia, pero yo aún así, le pedí una ecografía para quedarme tranquila. Me envió al Sanatorio Modelo donde me realizaron dicha prueba y se la llevé con el sobre cerrado y ya que iba a su atención, mi gran error. Yo siempre había pensado que cuando te entregan un sobre cerrado a nombre de tu especialista, no es para uno, sino para el médico, ¡qué error!, con el tiempo comprendí que es mi prueba, que es mi cuerpo, y que si hay algo maligno, la que lo tengo soy yo. Llegué a consulta, el Dr. Otero Boado abrió el sobre, lo leyó para él y me dijo que todo estaba bien, y dicho sobre se lo quedó.
            Al año siguiente, otra vez la misma historia. Yo acudía puntualmente a mis citas de la índole que fueran, soy una persona tremedamente ordenada, tomo nota siempre de cuando me tocan las consultas, y la historia se repitió, a pesar de que yo me volví a quejar de lo mismo.
            Así continuaron las cosas hasta que en el año 2007 después de ir a consulta con él y de llevar varias ecografías y una mamografía, decidí pedir una segunda opinión ya que dicho “bultito” ya se había convertido en un “bulto” que no me parecía de un tamaño normal y estaba realmente asustada. Ahora sí que ya no dormía, estaba muy preocupada e incluso le decía a Óscar que lo palpara y a él tampoco le parecía normal, dentro de nuestra ignorancia en este campo.
            En Febrero me voy a la consulta de un nuevo ginecólogo, me manda hacer una ecografía en donde aparecen dos nódulos de un tamaño considerable y me envía al cirujano, éste repite la ecografía, me hace una mamografía, una biopsia y en abril voy a su consulta para saber los resultados. Jamás olvidaré la cara del cirujano, yo creo que pensaba en lo joven que era, en que tenía a mi madre y a mi marido al lado, y no sabía como decírmelo, pero llegó el momento y me dijo que lo sentía mucho pero que aparecían células cancerígenas en las pruebas. Mi madre se quedó inmóvil y Óscar se movía por la consulta de un lado a otro diciendo “no puede ser, no puede ser”.
            Después de explicarme lo que me iban a hacer y mientras el cirujano salió a llamar a la enfermera con Óscar, me abracé fuertemente a mi madre e intentando contener mis lágrimas, le dije: “Mamá, no quiero ver que te caiga ni una sóla lágrima cuando yo no esté, voy a salir adelante”.
            Ese mismo día mis padres hablaron con sus amigos (Marigel y Juan) y ellos les aconsejaron que me pasara a la Seguridad Social. Creían que extirpar una mama era muy sencillo (era lo que me pretendía hacer el cirujano), pero que hay otras alternativas y que existía un cirujano amigo personal y de profesión de ellos que era una eminencia en este campo, que me lo pensara y si quería ellos hablarían con él, pero que me tomara mi tiempo. Pero… no había tiempo que perder y decidí pedir una cita con mi querido Dr. Juaneda, su plan fue totalmente opuesto al anterior y yo me fié de él 100% y me pareció muy coherente, además de tremendamente humano. Me aconsejó que llorara todo lo que necesitara y me desahogara y después que fuera muy positiva. Él me propuso darme quimioterapia durante 5 meses para reducir los tumores con el fin de que la cirugía fuera lo menos agresiva posible y así hicimos. Me envió a la oncóloga. Recuerdo que me despidió con un fuerte abrazo y un gran beso en mi mejilla derecha, no lo olvidaré jamás, ¡cuánto se lo agradecí y cuánto se lo agradezco aún hoy!.

AGRADECIMIENTO

Le quiero dedicar este blog a todas aquellas personas que han estado a mi lado día a día compartiendo mi dolor empezando por mi madre, que ha estado ahí siempre, que ha sufrido mis horas y horas de quimioterapia, mis consultas médicas donde nos encontrábamos con unas veces buenas pero otras veces malas noticias, mis cambios de humor, mi desesperación en ocasiones y miles de cosas más que no sería capaz de describir. Ella lo es todo para mí, es la razón de que yo hoy esté aquí sentada en mi ordenador escribiendo este libro y es mi razón de vivir. A papá que lo ha sufrido en silencio, pero yo que lo conozco muy bien y sé que ha sufrido mucho. Y por supuesto a mi marido, Óscar, que ha estado a mi lado día a día, que me ha abrazado y me ha consolado siempre diciéndome que siempre estaría ahí para apoyarme pasara lo que pasara y así lo ha hecho, por decirme que estaba muy guapa con mis pañuelos, por afeitarme la cabeza por primera vez. Muchas gracias a los tres. Os quiero con locura.
Gracias al Dr. Juaneda, a la Dra. Antolín, al Dr. Martelo, a la Dra. Naya, a las enfermeras del Hospital de Día y a todo el personal sanitario que  me ha atendido, por ser tan humanos y tan profesionales.
Quiero dar las gracias también a Marigel y Juan, amigos y profesionales de la medicina que tanto han hecho por mí, sin ellos todo sería mucho más complicado y nunca tendré manera de agradecerles lo suficiente lo que han hecho por mí.
Agradecer  por supuesto a mis compañer@s y amig@s por estar siempre tan pendientes de mí, por apoyarme y por demostrarme que me quieren ya que no han dejado de llamar ni un solo día desde que comenzaron las sospechas de mi enfermedad en Febrero del 2007 y a otros por su preocupación, por acompañarme al médico cuando no podía conducir, por sus correos electrónicos donde me decían lo mucho que me querían, dónde me daban muchos ánimos y no permitían que jamás me sintiera sola.
Al resto de mi familia que me han apoyado, llamado y acompañado en momentos delicados y a algunos de mis vecinos que se han enterado, han preguntado por mí, me han ofrecido su casa y me han traído alimentos de sus huertas para que me recuperara antes.
No hay palabras ni existe nada en la vida con lo que yo pueda pagar todo esto, tan solo con mi gratitud. Gracias a todos.

BIOGRAFÍA

Nací en La Coruña un 9 de Diciembre de 1.969, y fuí víctima de una negligencia médica desde el año 2002 hasta el 2007 donde se descubrío mi enfermedad, un carcinoma ductal infiltrante por el cuál sufrí un terrible calvario sin necesidad, pero que “gracias” a esta enfermedad he podido comprobar lo bonita que es la vida, lo buena que es la gente y lo magníficos que son nuestros profesionales de la medicina, a pesar de que la negligencia de uno de ellos me ha dejado grandes heridas para el resto de mi vida.